
Hace ya dos décadas que las cosas cambiaron en Toro. Los vinos duros, ásperos, elaborados a la antigua con muy poco tacto, empezaron a pasar a la historia. Coincidiendo con el inicio del conocimiento del vino por el público, los bodegueros se dieron cuenta de que tenían que modernizarse y tratar el producto con un toque de arte porque las demás zonas vitivinícolas les cobraban una gran ventaja. Y porque sus vinos eran malos, en eso no hay duda.
La mejora es ya patente en vinos tan excelentes como el Numantia, de un pueblecito muy cercano a la ciudad de Toro, pero hay otras bodegas que han surgido en estos años aprovechando viñedos centenarios donde el consumo del vino se quedaba desde siempre en casa del agricultor. Es el caso de Estancia Piedra, que ha aprovechado las tierras de toda la vida para ir creando caldos que mejoran de cosecha en cosecha.
El sueño de un tal Stein
Grant Stein tiene un curioso sendero personal, pero baste con decir que es un británico enamorado del vino y de España que ha recorrido el mundo en busca del lugar ideal para su sueño. Lo encontró en 1998 en las tierras cercanas al Duero, a muy pocos kilómetros de Toro, el viñedo con el que quería elaborar su propio vino. Construyó la bodega y dio vida a un viejo viñedo en una de las laderas de estas tierras que antes protegían miles de árboles, muy cerca de lo que hace décadas fue el río Guareña.
Son parajes muy calurosos en verano y muy fríos en invierno, y tierras con condiciones para ofrecer una buena calidad.
Aprovecha las cepas del Pago de Paredinas y las del Pago de Bocarraje, éstas de unos cuarenta años. La vendimia, por tanto, tiene que ser manual, y acto seguido comienza el proceso en instalaciones dotadas de alta tecnología y un severo control de calidad, con el que Estancia Piedra es capaz de desechar tanto la uva como el caldo que no alcanza su listón.
Stein es un magnífico conocedor de la importancia de un proceso completo y por eso lo ha impregnado a todo su sueño toresano. Se decidió por esa zona de Zamora por muchos motivos, entre ellos el gran potencial de expansión de la Denominación de Origen Toro y de la uva autóctona, la variedad Tinta de Toro.
Sus vinos son todos muy logrados, hasta los blancos de uva verdejo. Entre los distintos destacan el Paredinas 2001, de muy escasa producción; el Crianza 2002, bastante elegante; Azul 2006, sin crianza en barrica, que ofrece toda la fuerza de Tinta de Toro; Lagarona 2001, interesante mezcla de la uva autóctona con la Garnacha; y el Selección 2000, de gran personalidad.
Estancia Piedra
Carretera Toro-Salamanca, kilómetro 5.
49800 Toro (Zamora)
Tf: 980 693 900
http://www.estanciapiedra.com/
info@estanciapiedra.com
(Autor: Guillermo Piernavieja
Reportaje publicado en Cruza la Línea)
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