15/5/08

Coca de pimientos y berenjena

Muy de aquí este plato, maravilloso. Y muy sencillo: lo que más cuesta hacer es la masa, pero no es preciso que quede uniforme y, si se siguen los pasos que doy a continuación, no creará problemas. Yo recomiendo que la masa que haremos primero en el horno esté bien crujiente porque los ingredientes que le añadimos sueltan mucho líquido y puedan dejarla demasiado empapada, blandengue.

Ingredientes

Una berenjena grande
Dos pimientos rojos medianos
Dos pimientos verdes medianos
Tres cebolletas
200 gramos de harina
Un vaso de agua
Sal
Aceite de oliva
Dos cucharadas de tomate triturado (sirve de lata)
Un rulo de queso de cabra

Elaboración

Lo primero que hay que hacer es asar los pimientos, cebolleta y berenjena en el horno: una vez lavados se colocan sobre una placa, se riegan con un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal. Cuando el horno esté precalentado se introduce la placa y se deja unos 40 minutos. Se les puede dar la vuelta al cabo de veinte minutos para que se acaben de asar por todas partes.
Una vez lo saquemos del horno, conviene guardar el caldito que queda en la placa para utilizarlo después sobre la coca. Se pelan los pimientos y se limpian de semillas, también se pela la berenjena –con perdón- y las cebolletas (todo ello se puede dejar hecho incluso varios días, pero en ese caso guardado en un recipiente en la nevera y cubierto con su jugo). Todos esos ingredientes se cortan con las manos haciendo tiras largas.
Para hacer la masa: en un bol amplio se pone la harina, y se le agrega poco a poco el agua, mezclando con una espátula o una cuchara de madera. Se va amasando y se agrega una gotita de aceite y de sal. Se amasa hasta que quede una masa que podamos manejar –que no quede pegajosa porque no habrá quien la despegue- y se deja reposar media hora a temperatura ambiente.
Al cabo de ese tiempo se vuelve a amasar. Acto seguido se espolvorea un poco de harina sobre una tabla de madera y sobre ella se trabaja la masa con un rodillo, o una botella si no tenemos uno a mano, hasta que dejemos una masa fina. Sobre esa masa se extienden las dos cucharadas de tomate triturado y se coloca en la placa, que irá al horno precalentado a 210º.
Se deja unos quince minutos a 180º, según queramos que quede la masa de crujiente.
Sacamos la placa del horno y sobre la masa se ponen las tiras de berenjena, pimientos y cebolleta; todo ello se decora con unas rodajas de queso de cabra, y se riega con un poco del caldo que obtuvimos de hornear las hortalizas. Se introduce en el horno y en unos 10 ó 15 minutos ya tenemos lisa la coca de pimientos y berenjena.

Hostal de Buen Amor


Cuando el viajero al Hostal de Buen Amor tiene una primera impresión al ver el exterior de desencanto, de haberse equivocado, pero ese efecto acaba al traspasar el umbral. El sosegado ambiente del típico caserón castellano se ha respetado al máximo, con los anchos muros de piedra originales del XIX que soportan un interior donde la labor de la madera ejerce ese poder dulcificador a los ojos del huésped, unido a unos escogidos muebles que tornan la estancia en absoluta comodidad y suelos de barro en todo el edificio. Además, en la decoración se ha huido de diseños que nada tienen que ver muchas veces con un sentido de prudencia para un lugar como este.

Los muebles de anticuario de la zona introducen ese sabor reconfortante que invita a acoger unos días de reposo, de reuniones de negocios al fuego de sus chimeneas y bajo las enormes vigas originales... Cuenta con una sala especial para reuniones de empresas que se amplía a todo el salón principal cuando el elevado número de participantes lo aconseje. Entre semana, el hostal al completo suele estar ocupado por empresas que aprovechan para mantener reuniones o incluso unos días de curso de inglés intensivo.

De sus doce habitaciones, la suite -con biblioteca y chimenea independiente- y las abuhardilladas son las más recomendables, con bonitas vistas de la sierra. Todo con el gusto de la austeridad propia de lo rústico, de las estancias espaciosas en la rehabilitada casa señorial.

El entorno acompaña con una estampa de robles, prados y sendas por las que fisgar sin disimulo en la naturaleza.

C/ Eras, 7-9.40170 Sotosalbos, Segovia.TF: 921 40 30 20.
hosbamor@infonegocio.com
http://www.hostaldebuenamor.com/

(Autor: Guillermo Piernavieja
Publicado en Cruza la Línea)

Guía Croacia 2008


La nueva edición de la guía sobre Croacia descubre uno de los mejores destinos vacacionales de los últimos años. Su costa, sus espectaculares paisajes sorteados por parques naturales y un profundo legado artístico, sus bellos rincones y la amabilidad de sus gentes... La guía, eminentemente práctica, brinda información concreta sobre todo lo imprescindible que se debe conocer de Croacia. Incluye centenares de fotografías, ilustraciones y mapas, con detallados itinerarios y rutas panorámicas, además de hoteles y restaurantes y las recomendaciones precisas antes de iniciar el viaje.

El País Aguilar
Colección Guías Visuales

Entrevista con Javier Reverte


"Yo viajo para ser otra vez niño"

Javier Reverte (Madrid, 1944) es un escritor de culto para los amantes de los libros de viajes, pero no todo el mundo sabe que es también novelista. Incluso él se considera novelista antes que autor de relatos de viajes, pese a que tiene buena parte de culpa de que este tipo de literatura haya resurgido en España en los últimos años. Reverte ha viajado mucho, unas veces por su profesión de periodista, por su amor por vivir historias y conocer gente, por desnudar lugares evocadores o por otras razones de las que nos da alguna pincelada.

Sus cuadernos de notas viajan incansables con usted. ¿Qué ha escrito más en ellos, sinsabores, vida…?

JR.- Uso los cuadernos de notas para lo que sirven: para tomar notas sobre lo que veo, lo que escucho y lo que pienso. Sin ellos no viajo.

¿Qué dogmas debemos romper para viajar sin complejos, con qué mirada tenemos que acercarnos a Gide, Greene o Chatwin para lograrlo?

JR.- El primer dogma que hay que romper es la existencia misma del dogma. En cuanto a Gide, Greene y Chatwin, son escritores muy diferentes. Me gustan los dos primeros; Chatwin, muy poquito.

Huir de la monotonía, deseo de conocer otras culturas, escapar de nuestros miedos… ¿Es posible conciliar todo eso con la curiosidad y el afán por acercarnos a la vida de otra gente?

JR.- Pues claro que sí. Los motivos del viaje son siempre diversos, como nuestros sentimientos y nuestros gustos.

"Ya nunca nos volveremos a ver en nuestra vida", le dijo una señora en el Amazonas al despedirse. ¿Qué siente cuando deja atrás nuevos amigos?

JR.- Una melancolía infinita, porque sé que no volveré a verlos. Lo que me dijo esa mujer fue una de las frases más terribles que nunca he escuchado.

¿Qué es el tiempo para usted?, ¿cómo lo detiene?

JR.- El tiempo es inexorable, una fuerza muda, ciega e insensible. Como una bacteria que te devora y al final te mata. Intento detenerlo viajando y escribiendo. Pero me vence.

¿Cuál es el proceso por el que en un viaje se transporta a la niñez?

JR.- Pues simplemente se trata de hacer lo que querías hacer cuando eras un niño. Yo viajo para ser otra vez niño.

¿Cuánta bondad ha encontrado en el camino?

JR.- Muchísima. La mayor parte de la gente quiere ayudarte cuando viajas solo.

¿Qué es la soledad? ¿Y los sueños?

JR.- La soledad puede ser un placer y también una tortura. A mí me gusta, la verdad, quizás porque no tengo demasiada. Los sueños son una forma de sobrevivir.

¿Qué supone para usted el final de un viaje?

JR.- Supone una especie de resaca. Me gustaría que no hubiese final.

La metáfora y el cinismo de la vida nos asaltan en África, en muchos lugares de Asia, del centro y sur de América. ¿Cómo soportar las pesadillas?

JR.- La mejor forma de enfrentarse al horror es mirarlo a la cara y combatirlo como cada uno pueda. Yo, con la pluma.

Es usted crítico con la figura del que se disfraza de 'pescador de truchas'. ¿Qué recomienda para dejar de lado ese personaje que a veces llevamos dentro?

JR.- Eso es una broma que gasto de cuando en cuando, porque opino que cada uno debe de vestirse como le de la gana, ya que se trata de un hecho que no hace daño. En cuanto a llevar dentro ese personaje y combatirlo, no sé que decir: yo no lo llevo, no necesito pelearme con él.

¿Qué poemario llevaría a su viaje más largo?

JR.- La Odisea, desde luego.
(Autor: Guillermo Piernavieja
Publicado en Cruza la Línea)

13/5/08

Con un buen par


Por el interés que va a despertar y por lo afortunadas que me parecen sus declaraciones, reproduzco a continuación la información que acaba de publicar http://www.elmundo.es/.

Y también acompaño, después de la noticia, la nota de prensa de la editorial Temas de Hoy sobre la concesión del premio .

13/05/08
http://www.elmundo.es/

El cocinero Santi Santamaría declara la guerra a la 'nueva cocina' y a los chefs pretenciosos

EUROPA PRESS
MADRID.- 'La cocina al desnudo', del cocinero Santi Santamaría, ha ganado la primera edición del 'Premio de Hoy' de ensayo divulgativo, convocado por la editorial Temas de Hoy y dotado con 60.000 euros.

El fallo, anunciado en un acto presidido por el ministro de Cultura, César Antonio Molina, reconoce una obra que intenta responder a diferentes preguntas relacionadas con la cultura gastronómica mediterránea.

En su discurso, el autor ha denunciado el peligro que supone para la salud el uso de sustancias químicas en altas dosis, dentro de la denominada 'nueva cocina', criticando sus métodos e ingredientes, así como a los cocineros "pretenciosos" que "dan de comer a sus clientes platos que ni ellos mismos comerían".

Su libro, subtitulado como 'Una visión renovada del mundo de la gastronomía' y que se publicará el próximo 27 de mayo, denuncia el ocaso de la cocina doméstica y la proliferación de la "cocina-espectáculo", que utiliza ingredientes y métodos industriales en detrimento de la calidad y la naturaleza de los productos.

"Si se trata de tener experiencias imaginarias, esto ya lo logran las pastillas y las drogas", ha indicado Santamaría, quien asimismo critica el uso de biocombustibles "que están dejando que una parte de la humanidad se muera de hambre".

'Divorcio conceptual y de ideas' de Ferrán Adriá

"El cocinero no debe legitimar o acallar formas de comer que no son acordes con los hábitos alimentarios saludables", declara el ganador, cuyo lema, "cambio chef por tomates frescos", defiende la calidad y critica el "exceso de manipulación de los productos".

"¿Cómo es posible que productos que no son aconsejables para la salud se estén consumiendo en buena parte de los restaurante más importantes de este país?", se pregunta el cocinero.

Santi Santamaría también arremete contra cocineros como Ferrán Adriá, con quien dijo existe un "divorcio conceptual y de ideas" que se manifiesta en los ingredientes y en la forma de cocinar, ya que la comida es sinónimo de "convivencia", "compañía y respeto por el mercado y por sus productores".

El cocinero ha declarado que el dinero obtenido por ganar el premio lo reinvertirá en "mejorar las pautas alimentarias de la sociedad" y en la mejora de la alimentación en un sentido amplio.

Santamaría nació en 1957 en Sant Celoni (Barcelona), donde inauguró junto a su esposa el restaurante 'El Racó de Can Fabes' en 1981, que cuenta con tres estrellas de la Guía Michelin.

Es colaborador de varios medios de comunicación y autor de diversos libros. El pasado año publicó el recetario '101 recetas para casa' y 'El gusto por la salud', en el que apostaba por la dieta saludable.

NOTA DE PRENSA
Editorial Temas de Hoy

LA COCINA AL DESNUDO de SANTI SANTAMARIA

¿Asistimos al ocaso de la cocina doméstica y al imparable declive de la cultura gastronómica mediterránea?
¿Es la «macdonalización» de los hogares e incluso de los grandes restaurantes un proceso imparable?
¿Debemos sentirnos orgullosos de una cocina, la molecular o tecnoemocional abanderada por Ferran Adrià y su cohorte de seguidores, que llena nuestros platos de gelificantes, estabilizantes y emulsionantes de laboratorio?
¿Cómo pueden los grandes cocineros imprimir una dimensión ética a su labor?

A éstas y otras preguntas intenta dar respuesta Santi Santamaria, el cocinero español con más estrellas Michelin, en un libro atípico y sugerente, sin recetas mágicas, salpicado de recuerdos y referencias personales y profesionales, escrito al margen de las modas imperantes y contra la cocina-espectáculo por alguien que lleva toda la vida pegado a los fogones y que, por encima de todo, siente un extraordinario amor por la cocina mediterránea. Con él se pretende estimular el diálogo, abrir un debate público sobre el futuro de nuestra gastronomía y agitar las conciencias de una anestesiada ciudadanía que, en muchos casos, y en opinión del autor, parece haber renunciado tristemente a la calidad y al gusto por la comida.

11/5/08

Setas con sepia acompañadas de tallarines al basílico

Otra barbaridad de mi santa mujer. Yo creo que disfrutó mucho cocinando ese día y más comiendo. Y el menda, para qué contar. El nombre del plato es bonito y tiene una fácil explicación que la mezcla de setas y sepia se acompañe de tallarines al basílico: que casan perfectamente en la boca. La prueba es coger un buen tenedorazo de setas, sepia y pasta, y a la andorga.

Las setas pueden ser de cardo, aunque permiten la posibilidad de utilizar las que más nos gusten.

Y para unos buenos tragos, un tintito de Toro esta vez: Estancia Piedra, Cañusverus, Gran Cermeño... Pero seguro que sorprenderá este plato con un cava. Sí, cuando se habla de maridajes aún no se tienen mucho en cuentas los cavas, pero uno bien seco irá estupendamente. Lo prueben ustedes.

Ingredientes (4 personas)

Dos sepias medianas
Medio kilo de setas
400 gramos de tallarines al basílico
Dos cebolletas
Dos dientes de ajo
Medio vaso de vino blanco o de brandy
Un buen puñado de nueces o almendras picadas
Dos cucharadas de aceite de oliva
Dos hojas de laurel
Dos litros de agua
Sal

Elaboración

En una cazuela se pochan la cebolleta y el ajo a un tiempo. Entonces se echa la sepia, se deja unos 5 minutos, y se agregan las setas; todo ello, removiendo de vez en cuando, se deja a fuego medio 10-15 minutos.

Cuando haya pasado ese tiempo se riega con el vino o brandy y se mantiene en el fuego otros 15-20 minutos. Se echan por encima las nueces o almendras picadas y ya está listo.

Al tiempo que hacemos todo ello se ponen a hervir los dos litros de agua con el laurel, un chorrito de aceite y un puñado de sal. Cuando empiece a hervir se introduce la pasta y se mantiene unos 10 minutos.

A la hora de servir, en el plato se reparten las setas con sepia y se acompaña de la pasta.

Patatas con sepia

¡Menos mal que a mi mujer ni le gusta comer ni cocinar! Si le gustase estaría yo más orondo de lo que ya estoy, pero casi es mejor que se prodigue lo justo, así la gloria siempre la acompaña, y a mí. Es una santa y cuando se mete en la cocina a crear yo deambulo intranquilo porque sé que algo bárbaro acabará pasando por mis fauces. Se me saltan las lágrimas con la espera.

Mis mejores recuerdos –al margen de personas amadas- son de comidas, a lo mejor es que soy así de primitivo. Me vienen a la memoria ciertos platos y el gozo me invade. Por eso cuando veo que mi santa empieza a trajinar y prepara algo como estas patatas con sepia soy capaz estar varias horas sin comer para hacer hueco y que me entre más y más.

El propietario de un restaurante magnífico, Las Llaves –en Marchamalo, dentro de poco hablaremos de él-, me decía que la gente no va a un restaurante a comer: va a celebrar algo, a pasar un rato con unos amigos, a invitar por lo que sea... le dije que tiene razón salvo en mi caso, para mí comer está por encima de todo y, si por mí fuera, estaría prohibido hablar en los restaurantes mientras un plato esté en la mesa. Y las patatas con sepia se deben comer también en silencio. ¡Gracias santa!.

Ingredientes (4 personas)

Dos sepias medianas o 400 gramos de sepias pequeñas
Tres patatas medianas
Tres cuartos de litro de caldo de pescado
Una cebolla y media
Una cucharada de aceite
Sal
Para el majado:
Dos dientes de ajo
Un pelín de pimienta
Un pelín de azafrán
Un pelín de pimentón


Elaboración

Antes de empezar conviene tener a mano un caldo de pescado –o hacerlo en un periquete-, digamos que unos tres cuartos de litro.

En una cazuela amplia se echa el aceite y cuando esté caliente se pone la cebolla a pochar a fuego medio. Cuando esté casi transparente se añade la sepia cortada en trozos regulares si utilizamos sepias grandes (o enteras si son de las pequeñas). Se deja a fuego medio unos 15 minutos.

Mientras tenemos la cazuela en el fuego se puede ir preparando el majadito mezclando el ajo, pimentón, azafrán, pimienta y 2 cucharadas de agua. Cuando han pasado esos 15 minutos se echa el majado sobre la sepia y se deja cocer otros 5 minutos. Sobre todo ello se añaden las patatas cortadas en daditos y se mantiene en el fuego otros 5 minutos.

Toda la mezcla de la cazuela se cubre con el caldo de pescado y se deja cocer 30-35 minutos a fuego, hasta que la patata esté blandita. La cantidad de caldo o de reducción en la cazuela depende de cómo queramos que quede, sin con más salsita o menos. Hay que ir probando al final cómo está de sal. ¡Y a por la cuchara a gozar de las creaciones de mi santa!

Sopa de ajo

María Teresa es mi santa madre y esta receta es cosa suya. La sopa se hace en unos pocos minutos, es muy sencilla y para el frío del invierno en la noche de las tierras zamoranas es gloria bendita. A mi abuela le encantaba que mi madre se la hiciera para cenar en Semana Santa o en alguna noche así de frío contundente. Es un buen recuerdo asociarlo.

Hace tiempo fui de viaje a León un mes de febrero. Estaba solo y después de dar un buen garbeo por el Barrio Húmedo llegó la hora de cenar. Mi mujer había estado tiempo atrás y me recomendó que fuera a un restaurante que se llama la Bodega Regia. Allá que me encaminé. Como digo, estaba solo y era momento de darme un homenaje con un par. Eché un vistazo a la carta y lo tuve claro: pedí al camarero una sopa de ajo de primero, una cazuela de callos de segundo y una botella de vino del Bierzo. ¡Cómo me puse Dios mío, cómo lloré de gusto! Ese cenote tengo que repetirlo algún día. Luego me fui dando un paseo para ir a dormir al Parador y, creo, los ronquidos que pegué aquella noche aún resuenan entre los muros donde estuvo encerrado Quevedo.

No me quiero desviar, ahí va esa brutal sopa de ajo de mi madre!

Ingredientes (4 personas)

Un litro y medio o dos litros de agua
Cuatro dientes de ajo
Una barra de pan duro
Dos buenas cucharadas de pimentón (dulce o picante, da igual)
Sal
Dos cucharadas soperas de aceite
Un puñado de cominos

Elaboración

Lo primero es machacar los cominos en un mortero y así los tenemos preparados para cuando toque añadirlos. También dejamos el pan duro cortado en rebanadas finas.

En una cazuela amplia se pone el aceite y cuando esté templado (sin humear) se echan los ajos. Teniendo cuidado para que no se quemen, porque de lo contrario amargarían un poco la sopa, cuando los ajos estén doraditos se añade el pimentón y se dan unas vueltas para que no se queme –también amargaría- y rápidamente se añade ya el agua, la sal y el comino machacado.

Se deja que hierva sólo unos cinco minutos; se apaga el fuego y se añade el pan. Se deja unos segundos que se cueza y ya tenemos la que para mí es una de las mejores sopas de este mundo.

También se le puede añadir huevo o jamón. Si se echa jamón, se fríe lo primero con los ajos.