6/6/08

Restaurante El Séptimo: recomiendo no ir nunca


Inauguro hoy algo que deseaba desde hace mucho tiempo: mi serie de recomendaciones negativas, es decir, lugares a los que recomiendo no ir nunca.

Hace un par de semanas tuve la inmensa fortuna de cubrir para las publicaciones especializadas del grupo editorial en el que trabajo la asamblea de la asociación de supervisores de los mercados de seguros de América Latina, celebrada en Madrid. Falto de fuerzas por tan enriquecedora experiencia (duró cuatro días), me acerqué a comer a un restaurante llamado El Séptimo, en la calle Diego de León. Me atrajeron cuatro cosas para decidirme a entrar: la decoración –se veía agradable desde fuera-, el menú del día y su precio y que parecía un local pequeño. En su web dicen que el restaurante es obra de los creadores de Galette2 y la Casa Escondida. Pues vale, que les cunda, que algún mérito debe tener eso.

Un gran fracaso, era de esperar nada más entrar.

Como suele ocurrir cuando una persona sola se presenta a comer, dudaron en si aceptarme o no porque en la mesa que ocupé cabrían dos personas, es decir, el doble de ingresos aunque yo como el doble de lo que sería deseable. Finalmente me concedieron el gran honor de admitirme y me dieron la peor mesa: en pleno pasillo, con los camareros pasando peligrosamente detrás de mí, siempre a punto de rozarme con los platos que llevaban o de descargarlos en mi extensa cabeza.

La decoración, nada del otro mundo aunque no desagradable. Eso de “cuento de hadas”... un poco cursi, han querido imitar una casa de muñecas en grande. Y la mayoría de las mesas están muy pegadas y sin orden lógico que permita al personal atenderlas correctamente sin molestar.

Pasemos a la comida. Elegí de primero una ensalada griega, de la que no recuerdo más que era en extremo insípida y aburrida de comer. Segundo, algo así como salmón, creo que mi frágil memoria lo ha borrado. De postre, un tiramisú helado, no casero. El precio, unos 12,95 euros sin IVA, muchísimo para lo que echan de comer.

Pero lo peor es la atención y la educación de los camareros/as. Tardaron muchísimo en atenderme y en servirme los platos y casi me tiran por encima lo que semejaba mi segundo plato. Hasta puedo estar acostumbrado a todo eso aunque me sienta mal, sobre todo las esperas.

En el restaurante había un grupo de unos 30 franceses repartidos en varias mesas, jubilados que estaban de visita turística en Madrid. Un presunto camarero, más bien un bulto sospechoso, comenzó a tomar nota de los cafés (el bala tardó unos diez minutos en apuntarlos) para el grupo, haciéndose la picha un lío cuando le contestaban en francés una vez se los llevó: “pour moi”, “pour moi”.

Cuando consiguió resolver su inutilidad pasó por detrás de mí imitando a los franceses, burlándose con un “pour moi”, “pour moi”, osadía que para el resto de camareros/as debió ser muy graciosa porque todos se rieron y le secundaron. Todos los camareros/as eran inmigrantes, así que no sé qué gracia tiene reírse de unos turistas franceses que les están pagando parte de su sueldo y dejan en España buena cantidad de dinero.

Al camarero iluso que inició la comedia a costa de los franceses le pedí una tarjeta del restaurante y el tío va solícito y me la da. Supongo que pensó que yo salía satisfecho y repetiría, no te jode.

Por favor, que nadie pierda el tiempo ni el dinero. Una experiencia muy lamentable. Aquí está la dirección para no acudir nunca:

El Séptimo
C/ Diego de León, 7 (Madrid).http://www.elseptimo.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece muy acertada la idea de escribir acerca de los sitios donde no deberíamos acudir en nuestra vida, dado que la mayoría de información acerca de restaurantes en la red son 'comentarios enjabonados' de bocas agradecidas, aunque en realidad no hayan quedado satisfechas.